Artículos de la calle 2
Están tumbados sobre cartones, si la lluvia lo permite. Casi todos usan viejas mantas carcomidas por el tiempo y el uso.
Se guardan del frío, el viento, la lluvia o la nieve en unos soportales. Se reúnen allí cada noche, solo para dormir. Se reúnen en cantidad para un único fin. Defenderse mutuamente de los abusos, muertes, vejaciones y maltratos, que han sufrido en estos últimos años la gente que vive en la calle. ¿Por que?
-¡Hola vecino! ¿Qué tal el día?
Le interpela a otro.
-¡Bueno! Después de haber tenido cero grados en la comunidad de Madrid y estar nevando todo el día, he tenido suerte. He estado pidiendo en la puerta de un súper, y después de cinco horas abriendo y cerrando la puerta, he conseguido algo dinero para poder comprar una barra de pan y un poco de mortadela.
Encima me he llevado todas las colillas de los clientes
-¡Jo, que suerte! Hasta mañana
A partir de las siete de la mañana se empieza a mover el personal. Recogen sus bártulos, los hacen un hatillo y lo disimulan dejándolo junto a la pared de los soportales. Tapándolo con el cartón que les sirve de cama. ¡Que nivel!
Poco a poco se van marchando, desapareciendo entre las calles de la gran urbe. En cuanto se van, vienen los pitufos con Madrid limpio es capital y te llevan lo único que tienes en esta vida. Las mantas carcomidas y alguna fotografía de la familia
¡Damos gracias al ayuntamiento!
¿Morirán de hambre, de sed? ¿O simplemente de frío?
Marqués
1 de marzo de 2004
Se guardan del frío, el viento, la lluvia o la nieve en unos soportales. Se reúnen allí cada noche, solo para dormir. Se reúnen en cantidad para un único fin. Defenderse mutuamente de los abusos, muertes, vejaciones y maltratos, que han sufrido en estos últimos años la gente que vive en la calle. ¿Por que?
-¡Hola vecino! ¿Qué tal el día?
Le interpela a otro.
-¡Bueno! Después de haber tenido cero grados en la comunidad de Madrid y estar nevando todo el día, he tenido suerte. He estado pidiendo en la puerta de un súper, y después de cinco horas abriendo y cerrando la puerta, he conseguido algo dinero para poder comprar una barra de pan y un poco de mortadela.
Encima me he llevado todas las colillas de los clientes
-¡Jo, que suerte! Hasta mañana
A partir de las siete de la mañana se empieza a mover el personal. Recogen sus bártulos, los hacen un hatillo y lo disimulan dejándolo junto a la pared de los soportales. Tapándolo con el cartón que les sirve de cama. ¡Que nivel!
Poco a poco se van marchando, desapareciendo entre las calles de la gran urbe. En cuanto se van, vienen los pitufos con Madrid limpio es capital y te llevan lo único que tienes en esta vida. Las mantas carcomidas y alguna fotografía de la familia
¡Damos gracias al ayuntamiento!
¿Morirán de hambre, de sed? ¿O simplemente de frío?
Marqués
1 de marzo de 2004
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